Concebida en el alba del segundo Milenio como método de enseñanza de la música, y habiendo estado vigente durante siete siglos en Occidente, la solmisación se muestra hoy día como una verdadera herramienta de comprensión de la composición musical modal. Ella fue testigo del desarrollo del canto gregoriano; experimentó el cambio de paradigma del sistema de tetracordios al sistema hexacordal; acompañó al desarrollo de la escritura polifónica, de las formas rechercar, motete, misa, canción, madrigal y de todas aquellas que ponen en evidencia la relación texto - música; sobrevivió a la Contrarreforma, manteniéndose vigente en ambas Iglesias, así como en la música no litúrgica hasta el siglo XVIII; fue parte de los experimentos poéticos de las escuelas Franco - Flamenca de fines del siglo XV y madrigalística Italiana del siglo XVI; y tuvo, en fin, una gran importancia en el desarrollo del proceso de composición de la polifonía imitativa.

Testimonio de tantos cambios en la historia de la música occidental, la solmisación no puede no haber desempeñado un rol incidente en la escritura musical. Encontrarlo es la clave para asentar su función como herramienta de la interpretación musical. En este sentido, la musicología europea ha dado grandes pasos, esclareciendo los elementos que se encuentran en juego en la composición de la música modal. Falta, eso sí, el punto de vista del músico que se ocupa de interpretar este repertorio. Por ello este estudio científico y a la vez artístico pretende contribuir, a través de la práctica musical, dilucidando los elementos que componen el código musical modal, resumiendo teorías, proponiendo conclusiones y desvelando el rol que la solmisación pudo jugar en la composición: una forma de concebir la investigación musical desde la música y no solamente sobre la música.